¡Yo quería, pero Dios decidió!

Ana Mercy Otáñez
amercy@gmail.com

Cuando inició el año 2017 mis expectativas estaban centradas en mis aspiraciones profesionales. Así han sido los últimos años y cada día van en aumento, principalmente mis niveles de exigencia a mí misma, que crecen cada vez másÖ Justo era el período de tiempo que había diseñado para solidificar mis sueños como periodista, pero cuando me disponía a plasmar mi mapa de vida y a establecer las metas a lograr para este período de doce meses, las visualizaciones y el análisis del 2016, donde viví una fase de grandes realizaciones, metas alcanzadas y sueños cumplidos, me condujeron por otro rumbo muy distinto, pues solo dos metas me faltaron alcanzar y ambas eran a nivel personal, razones que me motivaron a rediseñar y planificar este 2017, al que puse por nombre: ¡Yo!. Y comencé un romance cargado de positivismo, agradecimientos, pero sobre todo, de reconocimiento de la grandeza de Dios en cada una de las acciones diarias que realizo y el significado que éstas tienen para mí, convirtiéndose en los principales elementos que motorizan mi vida. Mientras en el 2016 tuve como meta pulirme, consolidarme y definir la vida que quería vivir, en este año he fijado mis aspiraciones en acciones directas que me complementan de manera específica como mujer y madre; mi mística está centrada en detalles que den brillo a mis ojos, fuego a mi corazón y alas a mis pies. Y es que la satisfacción como persona está por encima de cualquier otra, pues solo satisfechos nosotros mismos podemos dar lo mejor de sí a otros y mostrar nuestra mejor versión en cualquiera de las áreas en la que nos desarrollamos. Este año definitivamente Dios ha cambiado el rumbo de mi vida y mi corazón ha sido el eje de cada uno de mis díasÖ Él decidió desviarme hacia el noble sentimiento del amor y con él se llevó mis instintos, encaminándome a un destino explorado, pero no dominadoÖ Justo a la mitad de este ciclo, estoy decidida a vivir la historia que quiero contar y disfrutar cada día más de mis vivencias cotidianas y la de mis hijosÖ Desde hace unos días mi corazón vive en una eterna fiesta: el mes de julio trae consigo nuestra tercera graduación de bachiller, la celebración de mi día amarillo y más adelante, en agosto nos investimos en Diseño GráficoÖ y así cerrando ciclos e iniciando nuevas etapas, comprendí que tenía que vivir todo lo anterior para llegar a la satisfacción personal de caminar hoy por senderos hermosos. La vida me ha demostrado que es un trajinar de emociones que bien administradas y reconocidas nos hacen mejores seres humanos. Voy a un nuevo destino, a una nueva versión de mí, consciente de que si no me gusta o el camino cambia, estoy lo suficientemente preparada para empezar desde ceroÖ Porque el amor es un noble sentimiento que no, “necesita ser perfecto, sino verdaderoÖ” Con el poder divino nos leemos la próxima semana.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *