Ana Mercy Otáñez
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No fue fácil. Sobre todo si nos basamos en la definición que describe el ‘apego’ como una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos. Con el tiempo he aprendido que el apego aplica también para lo material, el trabajo, la posición social, los títulos y a la vanidadÖ En muchos casos estos crecen en nosotros impuestos por las circunstancias, las situaciones donde nos desenvolvemos o en la crianza que recibimos. Cuando asumimos la responsabilidad de nuestra vida, la inmadurez suele ser nuestra compañera, los tropezones y las caídas nos ayudan a tomar conciencia de que necesitamos herramientas que nos ayuden a avanzar hacia el desarrollo de una existencia plena, sin dependencias, ni ataduras emocionales o económicas. En algún momento, por desconocimiento o poca experiencia hemos demostrado apego a determinadas personas o cosas y se nos ha hecho imposible mentalmente vivir sin ellas. ¡Sas! Hasta que por alguna razón tocamos fondo emocionalmente y se abre una nueva realidad, haciéndonos conscientes de los trastornos dolorosos vivido por el apego o el ego, que también interviene y es el que nos hace imponer nuestros puntos de vista, ideas y criterios, el cual nos lleva a vivir bajo el manto de la superioridad y la imposición, que solo nosotros nos creemos poseer… Entonces, el mundo suele derrumbarse ante cualquier hecho y bajo soledad, aislamiento y un enorme cúmulo de pensamientos nos sumergimos en el mundo de la investigación, las lecturas de crecimiento, nos documentamos y nos identificamos en cada ejemplo, para terminar haciéndonos un autoanálisis que nos aterriza con la realidad y nos lleva a trabajar duro para aprender a vivir en el desapego físico, emocional, económico y mental. Esta es la vivencia más enriquecedora que un ser humano pueda sentirÖ Sé que es difícil desapegarse de personas, de animales, de algunas cosas, pues reconozco que muchos hemos sido criados para apegarnos al amor, al cariño, al buen trato, tanto es así que permanecemos donde nos dan afecto, pero también nos apegamos a un puesto laboral, a un título profesional o un estilo de vida, hasta que el vacío existencial llega a nuestra alma y trae consigo el desapego y es ahí donde rompemos las cadenas que nos mantienen presos, unidos en cuerpo, alma y corazón a algo que no vale nuestra alegría, pero sí nuestra pena… Es obligatorio trascender al apego, solo así podremos soltar, dejar fluir y continuar nuestra existencia sin ese vínculo que no nos permite avanzar. Agradezco a Dios la oportunidad de vivir el proceso del paso de los años, esa envidiable madurez que nos lleva a la inigualable satisfacción de vivir bajo el modo divino del desapego, reconociendo que la vida es un trueque continuo dar y recibir, donde ningún corazón puede dar lo que no tiene y nadie se va sin pagar. El desapego es la manera ideal de creer en nosotros, nos ayuda a valorarnos y a vivir sin miedo. Nada es tan gratificante como vivir en armonía con nuestro yo interior, solo así nuestro viaje terrenal se hace más ligero, más alegre, más pleno y mucho más emocionante. Descubrir mi esencia divina, mi propósito de vida y el amor sano, verdadero y no obligado me ha permitido vivir en desapego de personas, trabajos, posición social y cualquier tipo de relación, dándome la verdadera oportunidad de vivir! Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.
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