Ana Mercy Otáñez
amercy@gmail.com
Si de algo siempre he estado agradecida de Dios es de la oportunidad de vivir de lo que me gusta desde hace más de 20 años. Diferentes facetas, pero siempre en el mundo de la comunicación y el emprendedurismo. Aunque no he alcanzado una fortuna económica que me permita viajar por el mundo o adquirir zapatos y carteras de grandes diseñadores que son de mis debilidades, he logrado la satisfacción del alma y la felicidad que da realizar el trabajo que soñamos, combinado con un estilo de vida estable. Y aquí debo hacer un alto, porque muchas veces me han preguntado: una mujer que ha pasado parte de su vida soltera, con sus hijos y trabajando sin horario ¿puede ser feliz? Y mi respuesta siempre ha sido la misma: ¡Claro que sí! Eso solo se logra cuando aprendemos a vivir en un estado de satisfacción y agradecimiento. Existen decenas de razones que pudieran amargarnos la jornada diaria; sin embargo, vivir la vida que queremos es como tener el amor que soñamos de niñaÖ ¡Una decisión! Y asimismo es la felicidad. ¡Sí! Ese maravilloso estado que no depende de nadie, sino de nosotros mismos y de nuestra actitud al asumir cada reto, contratiempo, altas y bajas que nos toque enfrentar y de la que solo podemos salir airosos, si nos empeñamos en encontrarle lo positivo. De forma dura hoy sé que, perder un amor puede ser una bendición. Que me cancelen de un trabajo puede ser el inicio de un gran emprendimiento. Que distanciarme de un amigo puede causar una lección de aprendizaje importante, pero sobre todo que, alejarme del mundo puede llevarme a encausar mi vida; toda situación difícil tiene decenas de oportunidades que solo un corazón feliz puede reconocer. Es nuestro el decreto de convertirnos en luz en un día oscuro o alegría en un momento de tristeza. Justo es reconocer que, muchas veces alcanzamos este estado después de algunas caídas o valorando a los seres humanos que a lo largo de nuestro trayecto Dios pone en nuestro camino. Adoro convivir y trabajar con seres humanos que muestran complacencia con la oportunidad diaria de abrir los ojos y ver la luz de un nuevo día. Este tipo de compañeros de trabajo o socios son una verdadera motivación para las empresas, instituciones o para algún proyecto donde se necesite emprendedores. Pero mucho más lo son para incentivar a otras personas a trabajar de manera armónica y a valorar el puesto donde les ha tocado ofrecer sus conocimientos o servicios. Solo apreciando cada cosa que nos toque podremos valorar que, no sólo lo monetario nos da el beneficio de alcanzar metas, lograr sueños y cubrir nuestras necesidades. Ya que está comprobado, la felicidad del corazón se refleja en cada uno de nuestros actos, porque no en vano decenas de pensadores, líderes y coaching destacan que, solo quien es feliz es capaz de dar felicidad… Con Dios nos leemos la próxima semana.
© 2022 Ana Mercy Otáñez G. Todos los derechos reservados.
Página web desarrollada por Dislanet, E.I.R.L.
Leave a Reply